enero 24, 2006

Reflexion al viento

El otro día tuve una crisis de ansiedad. De tanto en tanto toca una, es como los huracanes en la zona del golfo de Méjico, vas comiendo mierda, aguantando las miserias de la gente, y cada vez te vas sintiendo mas bicho raro, hasta que decides estallar. Son esos días en los que irías directo al aeropuerto y me subiría al primer vuelo a ninguna parte. Algún día me gustaría hacerlo, solamente tengo que llegar a un nivel adecuado de desesperación y valor. Me planteo si esa será la solución fácil, o si realmente el problema es solo mío, y que debería pasar olímpicamente de la gente e ir trampeando con tu forma de vida entre los dos lados. O todo lo contrario, si debería luchar hasta el último aliento para cambiar algo, para que las generaciones que están por llegar no se acaben de perder en esta espiral.

Hace poco, hablaba con un conocido, un conservador en toda regla. Lo que llamo un predicador de a pie. De esos que se creen lo que dicen. Un camello, yonki de su propia mercancía. Evidentemente esta en contra de todo cambio, aun conciente, de que el mundo cambia, y que la genialidad y éxito natural del ser humano es su capacidad de adaptación en tiempo record a los cambios, ¿Cómo sino hemos conquistado casi todos los ambientes del planeta casi sin cambios genéticos?

Lo que tengo claro es que no soy y no quiero ser como los demás. No quiero que mi máxima aspiración en la vida sea tener un piso, coche, hijos e hipoteca. La vida se puede vivir de muchas formas, se que en este planteamiento no estoy solo. Es un consuelo. Con el tiempo te das cuenta que el sistema tampoco te quiere, así, sí el sentimiento es mutuo, ¿por que no romper?

Mirando a atrás, me doy cuenta que he escogiendo el camino de la doble vida, vacilando como un péndulo entre lo que debía y lo que quería. Pero con esto solo consigues no estar en ninguna parte, generando mas angustia que te va consumiendo. Así, que el planteamiento de este año es cambiar de dirección: el de construir mi propia isla, aislarme un poco del mundo, escoger mis compañías, mi ocio, mis lecturas, etc. Aceptar mí pecado ante la inquisición, jurar y renegar de mi anterior pensamiento, para ser uno más. O por el contrario, enfrentarme al mundo para intentar cambiarlo. ¿Hay más opciones? Seguro que si. Reflexionare sobre ello.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estamos en ninguna parte, bienvenido, pero a qué arrepentirse por lo hecho y lo no afrontado. Prefiero estar en esta ninguna parte que es el camino sin camino que me he labrado. Que nos hemos labrado. Nadie están en algún dónde. Solipsismo. Autoengaño. La realidad es tan sólo un placebo, así que enméndala a tu gusto en la medida en que puedas.

Un saludo.