junio 20, 2007

Modernismo

Un día me levante y ya me había contaminado. Creía que había tomado todas las precauciones posibles, pero estaba claro que era solo cuestión de tiempo. No me podía exponer diariamente a toda es mierda sin que fuera penetrando poco a poco en mi, hasta llegar a corromper mi alma.
Desquiciado y paranoico como los demás. Me di cuenta justo después de mirarme al espejo. No era normal sentir asco, pena, desesperación y miedo al mismo tiempo, ni siquiera a primera hora de la mañana en ayunas y sin duchar.
- ¿Estoy a tiempo?. Quizás aun podría curarme. Una infección benigna. - ¿Aun es superficial? Si, sera eso. - Aun amo a la vida, quizás aun tengo ganas de vivir, de disfrutar, sin odiar, sin desconfiar, sin envidia...... Salí a la calle, totalmente enajenado. Mi ruta de cada mañana, la misma ruta de siempre... Me agobie, empecé a hiper ventilarme - necesito escapar. Rompí la primera a la derecha -Tengo que curarme. Me repetía una y otra vez. Las palpitaciones disminuyeron un poco, pero aun miraba a todas partes. Tenia los ojos apunto de salir de sus cuencas. Unos niños cambiaron de acera. Yo seguí caminando, pero volvió la claustrofobia. -No se donde estoy, no se muy bien como llegar a la estación, llegare tarde, Mierda Santísima. Joder. Rompí la primera a la izquierda. - Cada vez me suena menos los edificios y las calles. Caminé mas rápido. El sudor se hacia cada vez mas intenso. La ropa se me pegaba a la piel como si quisiera formar parte de mi cuerpo. - Ya no puedo pensar, la enfermedad a tomado parte de mi cuerpo, estoy descontrolado. Le pege un puñetazo a una señal de trafico, o ¿era un parquimetro? ni siquiera lo se. Volví a girar a la izquierda. Y me pare en seco.

Delante de mi se abría una plazoleta, rodeada de pequeños pisos apelotonados como si fueran pingüinos en medio de una tormenta de nieve. El Sol, aun bajo, iluminaba la plaza con elegancia, y una ligera brisa refrescaba el ambiente.

Estuve inmóvil durante un tiempo indefinido, observando, hasta que mire hacia mis pies, y vi un pequeño jilguero que debía haber caído del nido. El pajarillo estaba desorientado, aterrado y se arrastraba por el suelo con todas sus fuerzas.

Miré hacia arriba, hacia las copas de los arboles, después las terrazas cercanas, pero no logre ver el nido del que ha caído.

Miré hacia a bajo de nuevo. Recogí al pobre pájaro y lo acomode entre mis manos, con toda la delicadeza que pude.

Tome rumbo hacia mi casa, y llame al trabajo para decir que ya no volvería, tire el móvil a la basura junto con todo aquello que me podía volver a infectar de nuevo. Me había curado.

junio 07, 2007

Bar Pastís. 15-V-07. ESTRENO MUNDIAL

Fue una noche extraña, con un final extraño.




Un saludo para Alfonso Mora y Alex Martínez, los autores de este Hit.Y un abrazo para Mario y Miquel con los que llore de risa esa noche.