enero 18, 2006

Motivación

Yazmín… Solo pronunciar su nombre me produce un hormigueo en el estomago. Ella es la perfecta alquimia entre oriente y occidente. Su padre, Palestino, conoció a su madre en Argel, donde nació y vivió Yazmín hasta la edad de 16 años. Durante su infancia y primera parte de su adolescencia jugo bajo el calido sol del norte de Africa y adsorbió el misterio de la cultura de sus antepasados. Luego, se vio obligada a viajar al lado de su padre por toda Europa, asistiendo a las mejores universidades, aprendiendo 4 idiomas, asistiendo a las lujosas y derrochadoras fiestas de la jet-set, todo esto hasta que cumplió los 25, que por carambolas del destino, acabo en mi pequeña ciudad.

Nunca olvidare el día que la vi por primera vez. Era 24 de agosto, y después de otra aburridísima jornada en el museo, decidí ir a tomar una cerveza helada en la terraza habitual, para escuchar las historias habituales y estar con la gente habitual. - Te estas estancando. Pensé. El local que frecuentábamos por aquel entonces, era el ‘Laps’. Como era de esperar, encontré a Toni, no podía fallar, ya iba por la segunda cerveza, y derrochaba su famoso humor negro a un grupo de turistas de la tercera edad. Siempre pensé que Toni, tendría que haberse dedicado al mundo del espectáculo.
Después de las salutaciones de rigor, y ver que la conversación no tenia ningún interés especial, desconecte y me dedique a contemplar el ir i venir de la gente. Todo, era normalidad y rutina, así que aun me pillo mas desprevenido.

Mis ojos se centraron en ella con la fuerza de mil agujeros negros, no podía apartar la mirada, con la boca medio abierta y medio sonriendo…Vamos cara de bobo en toda regla…. La seguí con la vista hasta que se metió dentro del bar. Y no era para menos, todo en ella, me decía que era única, la forma de vestir, de caminar, su pelo oscuro, largo y ligeramente ondulado, el tono de su piel, sus labios carnosos y rosados.. Todo parecía moverse a cámara lenta hasta que desapareció de mi campo visual. Estaba tan impactado, que ni siquiera me atreví a mirar ligeramente hacia atrás, era como saber que si lo hacia me convertiría en piedra o moriría de un tremendo dolor. Cuando logre recuperarme de mi estado de shock, lo tenía claro.- Paresseux tienes que conocerla, sea como sea.

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