Esperando mi turno para recoger mi tarjeta de embarque, me llamo la atención un grupo de 4 viejecitos, guiados por una joven que le iba explicando todos los detalles, hasta el mas insignificante que conllevan coger un avión. Por lo visto es la primera vez en sus vidas que van a volar, a su edad, se comportan como niños, emocionándose por cosas que a los demás nos parecían triviales. Realmente si había alguien en el aeropuerto que estaba disfrutando, sin ninguna duda, eran ellos.
La joven los graba en video, señal de que para ellos, eso va a ser todo un acontecimiento, seguramente para toda la familia, y quizás incluso para parte de su pueblo.
Es curioso, pero ellos tendrán a lo sumo una fotografía del día de su boda, y en cambio de hoy, quedara un reportaje mucho mas rico, sofistica y extenso.
Lo que me lleva a pensar, que cualquiera de nosotros, de cualquier escapada de fin de semana, tiene centenares de fotos, videos, etc..
Entre tanto el curioso grupo sigue animado, bromeando entre ellos, ¿tendrán algo de miedo? Seguramente, entre la emoción se asoma una pizca de inquietud. Normal.
Seguí sus conversaciones, por lo visto el hombre no se podia creer que no podria volar con su navaja, utensilio que le acompañaba a todos lados.
Mientras escucho sus vidas, me preparo para embarca, me uno a la cola y pienso, creo que vivimos poco tiempo, y encima lo hacemos mal, invertimos miles de horas en gilipolleces, como hacer colas, creo que en lo que llevo de vida habré perdido un mes de vida, haciendo colas. Cabrones!. Quiero que me devuelvan ese mes.
Me despierta de mis pensamientos una de las abuelitas, que tanta es su ansia de subir el avión que empieza a empujarme, al principio me hizo gracia, pero la abuela consiguió convertir-se en un incordio al poco tiempo. La nube se disipo, y volví a lo mío, deje que el grupo volara sin ya invadir su intimidad. Feliz Vuelo.
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