Para variar, el Taxista era todo un juantxi, un filosofo de todo a 100. Jesús, casado con 2 hijas, la mayor, Marta campeona de natación. Aficionado a la contemplación del cosmos, se acabo por interesar por mi, intente esquivar su atención, preguntando por anécdotas de taxista, etc... pero finalmente acabe por explicarle un poco mi historia. Creo que por alguna razón le entusiasmo que aun quedara alguien que hiciera locuras por amor. Pero de todas formas no creo que mucho, porque no me rebajo ni un euro del maldito taxímetro. Me deseo suerte, me dio un par de consejos algo alocados y se fue de vuelta para Barcelona para ir a recoger a su hija a la piscina.
La semana ha ido bien, sigo montado en mi particular montaña rusa, A veces me ilusiono muchísimo, otras me deprimo una barbaridad. Pero poco a poco me voy serenando. He tenido la suerte de poder compartir mucho tiempo con ella, lo que me ha renovado mucho por dentro, aunque la despedida me ha dejado tocado de nuevo. Bueno, seguimos tocados los dos.
Pero bien, el viernes decidí volver a Granada, 12 horas de viaje de tren en mitad de la nada, y encima la mayor parte del viaje no hay ni cobertura. Al llegar aquí me encuentro con que el altercado en la discoteca de la semana pasada, ya se ha convertido en una autentica historia épica. Dios, como a cambiado el cuento, de pegar un grito tonto entre dos borrachos, esto a pasado a ser la guerra de las galaxias, con yoda incluido.
Como consuelo me queda que el fin de semana a sido muy gracioso, que nos hemos divertido como hacia mucho tiempo, y que hemos brindado, por la amistad , el amor y todo aquello por lo que brindan los amigos.
En fin Jesús, que yo lo sigo intentando, pero lo de cortarme las venas como que no.
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